Comiendo una hamburguesa en uno de esos lugares seriados me puse a pensar que la mayoría de nosotros aceptamos las cosas tal cual vienen, no las cuestionamos demasiado.
Y no está bueno que sea así y no sé si está bueno descubrirlo, jeje.
Cuando la señora que estaba atrás mío quería pedir una hamburguesa con queso y panceta, fue un tanto largo el tiempo que le llevó explicar lo que quería y que la entendieran, digo porque es como que hay que elegir lo que hay, lo que ya está armado, que son los combos.
Uno llega al mostrador y la gran mayoría de la gente pide un combo o hamburguesa ya armado, no se pone a pensar si en realidad lo que quiere es una hamburguesa con tomate, lechuga y huevo o con pepino y panceta o con jamón y queso...
Y haciendo cálculos no muy complicados resulta más barato pedir quizás lo que uno tenga ganas de pedir y no el "armado" especialmente para la masa.
Pero uno llega y lo más fácil es no pensar demasiado y elegir de la lista el que más me gusta.
Y ésto me dio para pensar que la próxima estaría bueno probar de pedir lo que realmente tengo ganas y no lo que me viene servido.
Y así con todo, no?
Como Xul Solar, como Cortázar, grandes personajes que no aceptaban las cosas como les eran dadas.
Me gustan ellos, grosos.
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