jueves, 16 de junio de 2011

Baile

Recuerdo cuando iba a bailar en mi adolescencia, que me costaba moverme, en realidad ponía la excusa de que la música no me gustaba, la que pasaban en los boliches. Pero además la verdad es que no me animaba a bailar en público, creo que nunca me animé a bailar delante de mis viejos siquiera, debe ser algún trauma no resuelto de la niñez. Me gustaría tener esa soltura, ese no me importa nada ni nadie y hacer lo que me salga del cuerpo, pero no es así, hasta el día de hoy no lo logro.
Volviendo a mi primera juventud, los chicos se me acercaban más que ahora, y nunca les daba bola, me decían que era amarga, mi excusa era que no me gustaba el chamuyo, que era cierto, me parecía una boludez hablar de temas como equipos de fútbol, barrios y colegios, signo del zodíaco y no se què mas.
Primero pensaba que el hecho de que se me acercara alguien si o si era porque quería transar, que quizás a esa edad y en ese momento de la vida era así. Yo pensaba que transar no era algo que estaba bien hacerlo con una persona desconocida y así porque si. Era más de la idea de conocerme con alguien, gustarse y darse el beso, así por pasos, sin saltearse nada, y andar besando sin interés no iba.
Entonces jamás me besé con nadie en un boliche.
Si recuerdo que venían buitres y me chupeteaban las orejas y que se yo, un asco, te agarraban de prepo como si fueras una presa, alguien a quien comer.
Y cuando veía a mis amigas transando por ahí no lo entendía, creo que las miraba con envidia, por no poder yo estar en la misma situación.
Así pasaron las épocas de baile, yo cero onda.

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